Por su arquitectura, esta construcción es parte del Patrimonio Cultural de la Ciudad del Cusco. Mandada a construir por el Márquez Don José Picoaga y Arbiza en el siglo XVIII, entre 1745 y 1751.
Dividida en un ala colonial y otra contemporánea combina arquerías de piedra, un hermoso patio con pileta y algunos murales propios de la arquitectura del siglo XVII, con las comodidades de un hotel de estilo contemporáneo. Conserva detalles coloniales, como por ejemplo, las habitaciones tienen techos altos de vigas y portones de madera.
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