Muchos países poseen rutas de caminata similares al Camino Inca en Perú, sin embargo, muy pocas pueden igualar este viaje en el que se encuentra el ecosistema con una abundancia de especies realmente sorprendente y por otro los restos o vestigios de la civilización Inca, esparcidos a lo largo de la ruta.
La temporada seca o temporada de estiaje comienza en el mes de abril a octubre. Es durante estos meses que realizar el Camino Inca es la mejor alternativa, ya que se tiene un buen clima que permite apreciar los majestuosos valles y montañas a lo largo del camino sin nubes o niebla que lo impida.
Durante los meses de diciembre, enero, febrero y marzo las lluvias son constantes y copiosas en esta parte del territorio Peruano, al tiempo que la densa niebla oculta todo bajo su gris manto.
En el mes de junio se celebran las festividades de la ciudad del Cusco, lo que atrae a muchos visitantes nacionales y extranjeros, ansiosos de explorar la tierra de los Incas y es por esta razón que reservar el ingreso durante este mes es bastante difícil.
Si quiere recorrer el Camino Inca en el mes de junio o julio, debe reservar un boleto de ingreso al menos doce meses antes, pues debido a su gran popularidad, los ingresos a esta increíble caminata están agotados con meses de anticipación.
Si se desea hacer el Camino Inca en cualquier otro mes del año, normalmente debe hacerlo al menos con seis meses de antelación.
El Instituto Nacional de Cultura del Perú INC es el organismo a cargo del cuidado y conservación de este patrimonio de la humanidad, así como también de administrar la venta de entradas. El INC ha dispuesto que se vendan 500 boletos de ingreso al Camino Inca por día, distribuidos de la siguiente forma:
Es importante saber que el Camino Inca permanece cerrado en febrero de cada año debido a labores de mantenimiento en diversos sectores de la ruta. Los trabajos de mantenimiento tienen el objetivo de prevenir que la masiva afluencia de visitantes al Camino Inca tenga un impacto significativo en la integridad y belleza de este tramo.
De acuerdo a la clasificación internacional sobre el nivel de dificultad de una caminata tenemos lo siguiente:
El Camino Inca, por su parte, está considerado por los viajeros y experimentados caminantes con un grado de dificultad 3. Debido a que en la ruta del Camino Inca se pasan por diversos tipos de climas y diferentes altitudes.
Sin embargo, cada año se puede apreciar que entre los viajeros que vienen a Cusco para hacer el Camino Inca, se encuentran muchas veces, niños o personas mayores con un estado físico envidiable, es decir, cualquier persona puede hacer esta caminata con la debida preparación y sobre todo, con un estado emocional positivo y deseoso de pasarla bien.
El peso máximo que el viajero tiene permitido llevar durante su recorrido en el Camino Inca a Machu Picchu es de 5 Kg. Teniendo en cuenta esta restricción en cuanto al peso, se debe considerar llevar lo siguiente para esta ruta:
Las botas son uno de los elementos más importantes a considerar, pues cuando una persona realiza un viaje de estas características utilizando sus pies de manera continua, es normal que al segundo o tercer día se pueda presentar un poco de hinchazón o entumecimiento.
Es muy recomendable llevar zapatillas de montaña con una talla más grande de lo habitual, que no sean nuevas o que ha tenido algo de uso, pues utilizar botas nuevas puede generar raspones en los tobillos o en el talón del pie, lo que significará a la larga una gran incomodidad para caminar.
A partir del año 2000 el gobierno peruano dispuso que el ingreso de los viajeros a la ruta del Camino Inca sea obligatoriamente a través de una agencia de turismo, de tal manera que un viajero NO puede realizar esta ruta por su cuenta.
El punto más elevado en la ruta del Camino Inca es la llamada ‘abra de la mujer muerta’ o Warmihuañuska en quechua, ubicada a 4,200 m.s.n.m. Es bueno saber que la ciudadela de Machu Picchu, el punto final de esta inolvidable experiencia, se encuentra ubicada a una elevación mucho menor (2,400 m.s.n.m.).
Debemos ser sinceros al respecto, pues sí existe el peligro de desabarrancarse o caerse por la ladera de la montaña. Todo el Camino Inca se encuentra debidamente señalizado y los guías y operadores turísticos son los primeros responsables del cuidado del viajero durante su recorrido, sin embargo, esto no garantiza que los viajeros siempre sigan las indicaciones y en algunos casos han ocurrido accidentes debido a la imprudencia del visitante.
Es importante considerar que el estado físico del viajero debe ser el adecuado, así como el de haber realizado previamente dos o tres días de aclimatación en el Cusco. Un viajero poco acostumbrado a caminar o realizar esfuerzos físicos puede encontrar la ruta del Camino Inca muy difícil o hasta imposible.
Pasajeros felices